Festival de Música de Canarias

No hay día que el Festival de Música de Canarias no nos brinde titulares alucinantes. Jamás en toda la historia reciente de Canarias la cultura, concretamente la música, ha estado tan en boca de parlamentarios, medios de comunicación y la opinión pública.

¿Qué ha pasado para que algo que jamás despertó mucho interés, ahora se haya convertido en tema recurrente? ¿Será porque todos han pillado por fin la importancia de la cultura? ¿Será porque han descubierto los placeres del arte musical? ¿Será porque Apolo y sus compañeras las Musas los han bendecido con su magia?

No. No va a ser nada de esto. Va a ser algo mucho más banal y más cutre.

Por un lado está un reducido grupo de melómanos (nostálgicos) para los que la cultura es su juguete particular y se consideran con el derecho irrenunciable a marcar los designios de esta. Lo dicen abiertamente en sus artículos de opinión y en sus declaraciones a los medios, sin cortarse lo más mínimo. Lo que ellos piensan es lo mejor y punto. No hay nada que debatir o contrastar en comisiones o consejos. Y no piensan soltar presa bajo ningún concepto hasta que se lo devuelvan.

Por otro lado, están los políticos que consideran que ahora es la herramienta útil, el arma arrojadiza perfecta, para desgastar a un Gobierno en minoría. Y tampoco van a soltar presa hasta que encuentren otra mejor.

Por otro, están los profesionales del sector (inclusivos) observando alucinados este dislate y comprobando como, entre unos y otros, están terminando por cargarse uno de los pilares del Estado del Bienestar mientras los ningunean y acusan de «falta de talento».

Finalmente, pero en realidad los más importantes, los públicos, que se encuentran en medio y siempre salen perdiendo porque jamás cuentan con ellos.

Vamos a las pruebas:

  • El PSOE habla en el Parlamento de «sospechas sobre el proceso de elección para director del FIMC», pide que se publiquen las actas y no entiende el porqué «se ha mantenido al margen al Consejo Asesor del Festival de este proceso de selección», para que ayude a esclarecer «qué está sucediendo antes de que el consejero empiece a tomar decisiones en un proceso que es poco claro» (ver el comunicado aquí).
  • Por su lado, Jerónimo Saavedra, también del PSOE, declara que «es el jurado el que no estaba a la altura para examinar a los candidatos». Y a la pregunta de si querría él dirigir el FIMC, contesta que como «director no, por la edad» pero que perfectamente puede «asesorar al consejero, junto con dos o tres personas más, sobre las orquestas y directores que pueden venir», saltándose así a la torera a la Comisión Asesora, que debe entender que sus miembros, como profesionales que son, no deben saber de estas cosas tanto como los aficionados como él. Para terminar, ahora afirma que lo programado ya para el 2018 son orquestas muy buenas, con directores muy buenos y con un programa muy bueno… ¿En qué quedamos? ¿No sabe que ha sido Nino Díaz el que lo ha dejado programado y contratado desde el año pasado? ¡Ya dirá lo contrario cuando se entere! (escuchar las declaraciones aquí).
  • Pepa Luzardo, del partido Popular, llevaba con la matraquilla de que el concurso debía declararse desierto desde hacía días… ¡Y se salió con la suya! Pero ya no le interesa y ya no dice nada porque la consejera Mariate Lorenzo ya no está y no la han nombrado a ella como sustituta (ver declaraciones aquí).
  • Los medios publican que «el Gobierno piensa en Víctor Pablo Pérez para dirigir el Festival de Música» por lo que un miembro del jurado, que no estaba en la lista inicial de convocados, y que declara desierto el concurso, terminaría nombrado a dedo director del FIMC sin cumplir los requisitos exigidos a los candidatos (ver la noticia aquí). Realmente grave.
  • Candelaria Rodríguez, la anterior directora que fue echada con cajas destempladas y que aún así consideró razonable presentarse al concurso estando el mismo equipo de gobierno que la destituyó, acaba de declarar que «si se hace una maniobra rápida todavía se puede salvar la temporada»… Llama la atención que el colectivo Juan Sinmiedo denuncie «maniobras» en el proceso de selección y justo ella utilice el mismo término para ofrecerse como solución de forma ‘subliminal’ (ver declaraciones aquí).
  • Trabajadores de Canarias Cultura en Red asombrados del jaleo mediático, ya que nunca se vio nada igual, y cruzando los dedos porque todo esto pase y no les pongan de director a dedo a quien no lo merece. Pero más soliviantados andan con el asunto de que se dan diferentes cifras de asistencia y de pérdidas y que todos lo medios afirman que son los datos oficiales que ellos han elaborado.
  • Por su parte, los vocales natos del Comité Asesor se preguntan, y bastante molestos, el cómo es posible que terminado el 33 FIMC, hace más de cinco meses, nadie los haya convocado, nadie les haya entregado la memoria del Festival con todos los datos y nadie les haya consultado nada sobre la programación del próximo 34 FIMC. Mientras tanto, leen en los medios de comunicación distintos datos de asistencia, acusaciones gravísimas de falsear las cuentas o de tener dos contabilidades, también leen que ya se ha contratado a tres orquestas para la próxima edición, que de los 17 candidatos que se presentaron de diferentes países absolutamente ninguno tenía «el nivel necesario», que están pensando en nombrar a dedo a Iván Martín, a Sergio Alonso (ver Hermano Lobo) o a Víctor Pablo (este ha sido el único que se ha apresurado en negarlo), que no se va a hacer la próxima edición, que puede pasar a ser bianual o trianual… Por si todo esto fuera poco, las propias bases de la convocatoria para la selección de director del FIMC dice en su cláusula décima que «la propuesta del órgano de selección se pondrá en conocimiento de la Comisión Asesora del Festival» por lo que se ha incumplido con las propias bases. Normal que estén molestos, por decirlo elegantemente.
  • A su vez, varios miembros del Consejo Canario de Cultura, como es mi caso, nos preguntamos el para qué se ha creado este órgano si tampoco ha sido convocado durante todo este tiempo ante esta situación de emergencia, teniendo en cuenta que la última reunión la tuvimos el 31 de mayo de 2016, hace más de un año.
  • Los candidatos a la dirección del Festival, por su parte, se sienten agraviados y están valorando realizar una impugnación conjunta. Razones jurídicas no les faltan. Agraviados también es un eufemismo, claro.
  • Y algún miembro del tribunal tampoco está contento con el cariz que ha tomado todo este asunto y considera que se está comiendo un marrón sin haber tenido porqué. Por el contrario, todos los que pudieron declinar ‘el honor’ de ser miembros del tribunal estarán encantados de la vida al comprobar de la que se han librado, como habían sospechado.
  • Para terminar se encuentra el público, que por primera vez lo dejaron participar con las encuestas de satisfacción sobre el FIMC, que valoraron con notable alto la pasada edición y aportaron ideas y sugerencias, pero ven con tristeza como ni se han publicado sus aportaciones y sus puntos de vista, y por el contrario se le ha dado pábulo a personas que ni estuvieron en la pasada edición ni nunca han acudido al Festival, a la vez que muchos medios repiten machaconamente cosas como que «el público ha dado la espalda a la pasada edición del Festival» faltando a la verdad.

Resumiendo, que es gerundio

Los políticos de la oposición, en general, utilizan el FIMC como arma arrojadiza contra el Gobierno mientras que los políticos del Gobierno dan pasos hacia delante y hacia atrás intentando acertar con la fórmula para que los dejen tranquilos, sin darse cuenta que es justo lo peor que pueden hacer. Este Gobierno planteó un proceso de innovación, exactamente igual que han estado haciendo el resto de festivales en todo el mundo, valga el ejemplo del festival vasco «La Quincena Musical» que comenzó este martes y que dirige Patrick Alfaya (ver entrevista). Este proceso iniciado por el Gobierno canario ha obtenido en tan solo un año un crecimiento de público y ha logrado llegar a gente joven como nunca antes. Y las encuestan son muy claras. Cierto es que han tenido pérdidas económicas, pero que se ajustan a la media de todos estos años (recordemos que hace justo 10 años se perdieron 1.348.435,27 euros o que en el año 2009 se cifró la pérdida en 1.205.000 euros y ningún partido o medio de comunicación dijo nada al respecto) ¿Deben agachar la cabeza a pesar de haberlo hecho razonablemente bien, obteniendo los objetivos y habiendo analizado, por primera vez en 33 años, todos los problemas endémicos del FIMC y propuesto soluciones específicas porque una minoría con recursos está muy enfadada? ¡Craso error!

El pequeño grupo de melómanos conocidos como nostálgicos, que no todos los melómanos son nostálgicos, solo tienen una perreta porque les han quitado su juguete pero utilizan todos sus recursos y amistades para que se lo devuelvan, logrando poner en jaque al Gobierno.

Los medios publicando datos contradictorios y acusando a personas de falsear las cuentas sin tener la certeza de quién es el que, o la que, en realidad está pasando datos falsos. ¿Fue la consejera Mariate Lorenzo la que cometió semejante estupidez, puesto que era cuestión de tiempo que se descubriera? ¿Ha sido una estrategia de alguien para poderla fulminar? Yo me inclino a pensar en lo segundo, pero si no se investiga, nunca tendremos la certeza. En cualquier caso, nunca la cultura ha hecho vender tantos periódicos y ocupar tantas tertulias radiofónicas.

Varios trabajadores de Canarias Cultura en Red que no pueden creerse la que se ha montado y el cómo los utilizan para decir que son ellos los que están pasando estos datos contradictorios, cuando ellos han sido los primeros que de forma anónima han analizado y propuesto medidas correctoras a los problemas endémicos del FIMC y que aparecen en la ya mencionada memoria.

La Comisión Asesora molesta porque con todo este lío nadie les ha preguntado ni la hora.

El Consejo Canario de Cultura igual por no haber sido convocado ante una crisis tan importante.

Miembros del tribunal que están mosca porque se pone en tela de juicio su capacidad e intereses.

Los candidatos agraviados y con algunas personas que se han sentido incluso maltratadas.

Y el público, que tuvo un crecimiento del 30% en asistencia y ha dado un notable alto a la pasada edición, atónito ante semejante circo.

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