Jerónimo Saavedra

Hace unos días publicaba la prensa unas palabras de Jerónimo Saavedra en las que afirmaba que «el Festival de Música era el mayor escándalo de esta legislatura». Sorprendente afirmación que pone en duda si se trata de un análisis político de un gran estratega o si, simplemente, era el desvarío ocasionado por los altos vuelos, por la hipoxia intelectual, de este Señor ex alcalde de Las Palmas de Gran Canaria, ex presidente del Gobierno de Canarias, ex ministro de Administraciones Públicas, ex ministro de Educación y Ciencia, y ex Diputado del Común.

¿No será que el gran fraude de la historia moderna de Canarias lo sea él mismo? Tal vez, este Señor disfrazado de socialista nos ha vendido la moto, durante décadas, de que trabajaba por el bien común, por una idea de Canarias que, como la fórmula de la Coca Cola, solo conocen unos pocos elegidos.

¿No fue este Señor el que, hace apenas un año, dijo que si se programaba en el FIMC a «grandes espadas internacionales», refiriéndose concretamente a sus amigos, como era el caso del director David Azagra, hermano de Pedro Sánchez, apoyaría incondicionalmente el nuevo proceso de cambio iniciado por el Gobierno?

Con estos antecedentes, por qué tendríamos que hacer caso a este me(ga)lómano aficionado que, además, sentencia en los medios otras perlas como estas:

– «Temo, y mucho, por el futuro del Festival de Música» (que lo lleva diciendo desde hace años y sin acertar nunca, solo hace falta echar un vistazo a la hemeroteca).

– “Si no se clarifica el panorama, dejaré la Comisión Asesora del Festival” (amenaza que nunca cumple, impidiendo la entrada de savia nueva).

– «El Festival gozaba de un gran prestigio internacional y ha traído a mucho turismo a Canarias» (una de las grandes mentiras sobre el FIMC repetidas hasta la saciedad, pero que sigue sin ser verdad).

– «El Festival de Música de Canarias ha sido un fracaso total” (otra de las grandes mentiras sobre el FIMC que se repite más que el minimalismo).

¿No será que ahora tenemos el síndrome de Estocolmo y sentimos la necesidad irrefrenable de besar los pies del Señor? ¿O tal vez, como en el cuento de Hans Christian Andersen, estamos todos obligados a mentir, por miedo a la condena eterna de los dioses? ¿Y si mañana al alba en la plaza del pueblo el Señor nos rechaza? Porque, en ese caso, solo nos quedaría pedirle a Pedro la maleta.

Puestos a tener ideas… ¿Y si Pepa Luzardo presentara una PNL en el Parlamento para que Canarias cambie de nombre y pase a denominarse ‘Las ocho columnas de Hieronymus’? ¡Sería una buena manera de colocarnos de golpe en el octavo anillo del paraíso, el gobernado por los caballeros de Dios!

¿Y si la protectora de la cultura canaria presentara una iniciativa para que el FIMC pasara a llamarse Gran Festival Internacional de Música (de) Jerónimo Saavedra?. Seguro que él lo ha soñado muchas veces.

¿Y si el Conservatorio Superior de Música de Canarias adoptara el nombre de éste gran melómano?

¿Y si…?

¡Madre mía! ¡Que ideas más estupendas todas! ¡Lástima que ya sean propuestas en serio para algunos!

Jerónimo, seguro que la inmensa mayoría le desea larga vida y felicidad eterna, pero también desean que deje en paz al Festival de una vez. Deje el Festival y la cultura en manos de los profesionales, de los que se dejan la piel día a día trabajando en condiciones muy difíciles y precarias, en la mayoría de los casos. De los que han dedicado su vida por completo al estudio de este maltrecho arte. Deje de ‘cuidarlos’, que ya son mayorcitos y, la verdad, es que ya ni creen, ni precisan, hadas madrinas o príncipes, ni azules ni rojos. Lo que quieren, y merecen, es hacer su trabajo sin que les estén poniendo palos a las ruedas.

Tal vez necesite que todos los canarios colaboremos en una campaña de crowdfunding, cada uno como buenamente pueda, para pagarle un retiro digno de su altura. Dicen que todavía quedan restos de la MIR agonizando en el espacio.

¡Es tan solo una idea!

Enlace recomendado: Artículo de Juan García Luján en http://www.somosnadie.com titulado ‘100 euros para Jerónimo Saavedra.