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Profesor Superior de Guitarra por el Real Conservatorio Superior de Música de Madrid y Profesor de Composición Electroacústica en el Conservatorio Superior de Música de Canarias. Cursó también estudios en la Academia de Totoyo Millares (Gran Canaria), Fundación Manuel de Falla (Granada), L’Aula de Jazz (Barcelona), Centro Flamenco Paco Peña (Córdoba), Fundación Gulbenkian (Lisboa), Academia Chigiana de Siena (Italia), y la E.R.M.A de Oxford (Inglaterra).

Ha publicado más de un centenar de CDs como director musical o productor, once como artista en solitario, trece siendo el director del proyecto musical ARTENARA, cuatro con EXPRESSESION, y cinco con #(928) y realizado multitud de conciertos en España, Inglaterra, Francia, Marruecos, Italia, Portugal, Suiza, Dinamarca y Alemania.

Enrique Mateu es miembro del recién creado Consejo Canario de Cultura.

– Como músico y empresario vinculado a la industria musical, ¿cómo valoras la producción musical actual en las islas?

«Lo que denominamos de forma genérica como ‘producción musical’ contiene varios apartados que debemos de analizar de forma diferenciada. Por ejemplo; bajo el punto de vista artístico creo que hay compositores e intérpretes de primera división. Y bajo el punto de vista de los arreglos y la producción artística también nos encontramos con casos de máximo nivel. Así mismo pasa con técnicos y ciertas instalaciones. Pero si hablamos de aspectos industriales y comerciales nos encontramos en la prehistoria.

La crisis económica, unida a las malas políticas culturales, han tenido un efecto devastador en nuestra incipiente Industria Cultural y Creativa (ICC). Debemos tener presente que mientras en los albores del siglo pasado teníamos una interesante actividad cultural en las Islas, la etapa franquista no se caracterizó por un especial interés por la actividad cultural (salvo por la oficialista). Más bien todo lo contrario. Fue ya con la democracia y la aparición de las autonomías cuando se comenzó a dibujar una frágil Industria de la Cultura.

Pero los brutales y despiadados recortes que se han ensañado con este sector en las Islas, sin parangón igual en ninguna otra parte de toda España ni de Europa, han generado un resultado desesperanzador. Hemos pasado de aportar el 4% del Producto Interior Bruto (PIB) a generar solo el 1%. Para que entendamos el contexto del que hablamos, la media europea es del 5,4%, en Inglaterra es el 8% y en EEUU llega al 12%».

– ¿Cómo crees que se podría alcanzar una mayor dinamización de las manifestaciones culturales en general y en particular de la musical: más festivales, más sitios de música en vivo, mayor consumo discográfico local, mayor participación de nuestros creadores en eventos de fuera… ?

«La pregunta entiendo que tiene dos vertientes. Por un lado el cómo conseguir que la cultura tenga mayor importancia y presencia tanto como fundamento del crecimiento y formación de la población como en su aportación al PIB, y por otro lado el cómo conseguir que los diferentes eslabones que componen las ICC en Canarias logren sobrevivir. Para lo primero necesitaremos políticas educativas en las que la cultura – que viene del término cultivar – tome relevancia. Así que lo primero sería tener claro si queremos que nuestros hijos sean cultos o incultos, personas cultivadas o zoquetes. Yo entiendo que la disyuntiva es, a todas luces, muy difícil resolver, habida cuenta de que auténticos zoquetes han llegado a grandes puestos de responsabilidad en nuestro país, mientras que grandes mentes cultivadas se han visto en la obligación de emigrar. Pero si lográramos llegar al consenso de que es mucho mejor tener un pueblo culto que inculto, tal vez se podrían afrontar las reformas educativas necesarias que nos llevaran a este buen fin dentro de varias generaciones.

Respecto a la salida de las ICC Canarias me veo en la necesidad de tomar prestadas las palabras del recientemente fallecido Paco de Lucía cuando decía que las salidas para un músico en España eran por tierra, mar y aire. Y no es una broma. Las salidas pasan obligatoriamente por la internacionalización. Y si esto es necesario para cualquier industria debido a la inevitable globalización, para nuestro sector, que tiene en Canarias una masa crítica de consumo muy baja, un territorio fragmentado y una notable distancia del continente, lo es mucho más. América Latina y África son dos posibilidades realmente atractivas por dos razones; llevamos años de relaciones con ellos y además son países emergentes en los que, curiosamente, suelen tener bastante más claro el valor social, estratégico y económico de la cultura».

Enrique Mateu, director del PEC 2013

Enrique Mateu, director del PEC 2013

– La demanda cultural de una población está directamente relacionada con su formación académica, humanística y cultural. ¿ No crees que en Canarias hay cierto desfase entre la oferta cultural y la formación de la población como demandante de esa cultura ?

«De alguna manera lo he explicado en la anterior pregunta. Aunque no nos guste admitirlo, no somos un pueblo culto. ¿Cuántos de nosotros hemos escuchado una conversación en la que alguien diga «Oye, hace dos meses que no voy a ver un espectáculo de danza y tengo un monazo brutal»? (Risas) La cosa cambia si hablamos de fútbol.

Por otro lado en Canarias tenemos el mismo talento, como mínimo el mismo, que en Estados Unidos o en Inglaterra. Esto es fácil de entender. Los tontos y los listos nacen en todo el mundo en la misma proporción, más o menos. La diferencia estriba en si ese talento se potencia mediante la educación y el aplauso o si se desprecia. Conozco auténticos genios en Canarias que han visto su vida truncada por no tener ninguna oportunidad. Ni la obtuvieron familiarmente ni de ninguna infraestructura estatal. Esto es lamentable».

– Si en los niveles educativos más básicos se hiciera mayor hincapié en la pedagogía cultural (enseñar el valor de las diferentes creaciones artísticas) ¿ esto redundaría a largo plazo en un mayor consumo cultural ?

«Es evidente. Para acceder a determinados niveles de la cultura tienes que estar cultivado. Yo siempre pongo el ejemplo del idioma. Si has tenido la suerte, o el interés, de aprender un idioma, pongamos el inglés, podrás entender cuando un inglés te grite que te apartes porque te va a atropellar un camión. Si no entiendes el idioma, por muy importante que sea lo que te tiene que decir, no lo entenderás… ¡A no ser que sea culto y te lo grite en español! Si no ocurre lo primero o lo segundo, el camión te atropella fijo. (Risas)

Para disfrutar de la pintura, el teatro o la literatura es importante que desde pequeño te hayan ofrecido pequeñas herramientas para aprender a vivirlo y sentirlo. Y suele dar magnífico resultado cuando a los alumnos se les invita a tocar instrumentos y montar un grupo, hacer representaciones teatrales, escribir pequeños textos o hacer una coreografía. Pero más como un juego que como una obligación. Sin importar tanto el resultado como simplemente el hacerlo y pasártelo bien. Esto se lleva haciendo años en otros países de nuestro entorno mientras que aquí los partidos mayoritarios se pelean en las sucesivas reformas educativas por la religión o la educación para la ciudadanía. Y así nos va».

– Aunque aparezcan interesantes iniciativas privadas en el hecho cultural, ¿ no crees que las instituciones públicas tienen la obligación de seguir apoyando la Cultura, aunque no sea económicamente rentable, como parte de nuestro patrimonio?

«Dejar sólo en las manos de la iniciativa privada la cultura es nefasto. Las empresas buscan ganar dinero y no hacer personas cultas. Y el dinero lo encuentran antes en ‘Sálvame de luxe’ que en una entrevista a un Premio Nobel. Esto no se les puede reprochar. Son lo que son.

Pero el Estado es otra cosa. El Estado sí que tiene una obligación porque la cultura es un bien preferente. La cultura cumple una función social de primer orden y es necesaria como factor del desarrollo humano, así que aunque fuera solo por esto la administración tiene la obligación de dedicar suficientes recursos.

Pero es que además es un poderoso instrumento para el fomento del crecimiento económico, la competitividad y la transición a nuevos modelos productivos. Y las ICC  son fuente de innovación, crean puestos de trabajo, actúan como interfaz entre las distintas actividades sectoriales y son motivadoras de factores de desarrollo territorial.

Esto ya se sabe en casi todo el mundo… ¡Menos aquí! Este es el problema.

Para entenderlo mejor tal vez habría que recordar que el Estado Social Democrático y de Derecho, el denominado Estado del Bienestar, vino a sustituir al modelo de Estado Liberal de Derecho con la intención de resolver su desmoronamiento sin que se perdiera nada de su estructura jurídico-política.

El Estado del Bienestar se basa en garantizar un nivel de vida a sus ciudadanos mediante la utilización de gran parte de sus recursos en dos grupos de herramientas o instrumentos; los bienes preferentes y las prestaciones económicas.

Lo que se persigue con los bienes preferentes es facilitar a todos los ciudadanos el consumo de bienes y servicios indispensables para el desarrollo de una vida digna, llegando incluso en ocasiones a obligar a todos los ciudadanos a consumir dichos bienes o servicios. Este es el caso en España, por ejemplo, de los niños de 6 a 16 años que tienen obligatoriamente que cursar la Enseñanza Primaria y la ESO.

Así que la obligación del Estado es indiscutible ya que la cultura es un bien preferente».

– En los puestos claves de responsabilidad en materia de cultura de nuestras instituciones,  ¿no te parece que habría que poner a gente de mayor formación cultural ?

«(Risas) ¿Es una pregunta trampa? (Risas)

Te voy a responder con otra pregunta ¿En qué puesto de responsabilidad no hace falta poner a una persona culta? Dicho de otra manera… ¿Existe algún trabajo en el que el ser culto o inculto no termine teniendo, en algún momento, cierta importancia?»

– En Canarias Cultura tú tuviste una visión de primera fila de lo que se hace en Canarias. ¿Crees que nuestros creadores son muchos y buenos ?

«Bueno, desde hace ya unos meses dejé la dirección de CanariasCultura.com para encargarme de GlobalCultura.com y tal vez esto me brinde una visión más amplia de la situación. Y solo puedo confirmarte lo que ya expresé al principio de esta entrevista. Mientras que aquí tenemos talento y materia prima de primera, las oportunidades no están a la altura.

Permíteme un ejemplo para ilustrar esta afirmación. En un país como Gambia su instrumento popular es la Kora. La Kora tiene allí una Fundación Nacional que vela y apoya el crecimiento y difusión del mismo y que está auspiciada por la Cámara de Comercio. Y los mejores instrumentistas han sido nombrados embajadores culturales por el propio gobierno.

¿Te imaginas una Fundación Nacional del Timple auspiciada por la Cámara de Comercio de Canarias y que los timplistas más relevantes de las Islas tuvieran el título de embajadores culturales?

Pues eso. (Risas)»

Entrevista a Enrique Mateu que Tomás Luis Pérez le hizo para «El Chiflido» nº3, el boletín de mensual de noticias de Asociación Promusic.